Son pocas las sagas de videojuegos que logran perdurar a través de las décadas, y menos aquellas que lo hacen manteniendo e incluso incrementando la calidad de cada entrega.
The Legend of Zelda llegó a nuestras manos por primera vez en 1984 con un juego del mismo nombre para NES (Nintendo Entertainment System o Famicom), y desde entonces ha estado presente en todas las consolas del gigante Japonés.
The Legend of Zelda: Breath of the Wild es la primera entrega de esta saga disponible para Nintendo Switch (también lanzada para Wii U). Lanzado en 2017, recibió halagos y premios por montones, todos ellos merecidos.
¿Porqué hacer una recomendación de un juego lanzado hace 7 años? Primero que todo, porque es justo y necesario. Breath of the Wild es considerado por muchos el mejor juego de todos los tiempos. Segundo, porque en 2023 se lanzó The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom, una continuación directa de la cual hablaremos en el siguiente post. Hay mucho que decir respecto a este juego, y probablemente mucho se ha dicho ya en otros sitios, por lo que me limitaré a los puntos que considero más relevantes.
Primero, esta capítulo de The Legend of Zelda es particularmente distinto a sus predecesores, manteniendo al mismo tiempo la esencia de la saga; eso quiere decir que está destinado a hacer explotar la cabeza de sus seguidores y ser un excelente punto de partida para nuevos exploradores del reino de Hyrule. No requiere conocer la historia de los personajes (de hecho rompe con la línea de tiempo de las entregas pasadas) ni tampoco las mecánicas de juego. En cierto sentido, es un reinicio de este vasto universo.
Segundo, es un juego que abraza el concepto de "mundo abierto” en un nivel diferente. El jugador o jugadora puede ir a donde quiera en cualquier momento, destinado a encontrar cientos de detalles en este vasto reino. ¿Parece vislumbrarse algo interesante en la cumbre de esa montaña? Puedes subirla. ¿Hay algo en la copa de ese árbol? Puedes treparlo. ¿Hay una isla extraña en la mitad de ese lago? Puedes nadar hasta allá.
En ciertos aspectos tiene elementos de un juego de supervivencia: la vitalidad se obtiene comiendo, obteniendo mayores beneficios y efectos al ingerir comida preparada. Pero ¿como cocinar? Obvio, prendiendo un fuego bajo una cocinilla. ¿Como se inicia un fuego? Obvio, juntando madera con un pedernal y golpeándolo con algo metálico. ¿Como se obtiene la madera? Obvio, cortando un árbol. Creo que se entiende la idea.
Tercero, Breath of the Wild es al mismo tiempo un RPG, un juego de resolución de puzzles, de aventura y de combate. Tiene tantos elementos distintos que permite a cada cual elegir como disfrutarlo. Y lo hace de una manera sutil, sin obligar a pasar por todas las experiencias de la misma forma. El mapa es tan amplio que permite dedicar decenas (y probablemente cientos) de horas explorándolo; y en cada rincón se encuentran pequeños detalles, personajes interesantes, misiones secundarias o simplemente paisajes dignos de visitar. Para mi fue en extremo común ir en camino al siguiente objetivo de la historia y no poder evitar distraerme en el camino con hitos de la geografía, personajes pidiendo ayuda, pequeños desafíos que cumplir, cuevas que explorar, etc; sin darme cuenta, un par de horas han pasado volando y aún siquiera estaba cerca del objetivo original.
Podría escribir muchas páginas más acerca de esta obra de arte, pero lo dejaré hasta aquí. Solo quiero cerrar concluyendo que, como mencioné previamente, muchos consideran Breath of the Wild como el mejor juego de la historia y estoy bastante de acuerdo (a pesar que mi candidato es Portal). Siete años después sigue estando tan vigente como el día de su lanzamiento.
Es absolutamente imperdible para quienes disfrutaron entregas previas de The Legend of Zelda en el pasado, una recomendación a ciegas para quienes gusten de los RPGs y una excusa perfecta para adquirir una Nintendo Switch.
Si no lo han jugado, creanme, no se arrepentirán. Acompañen a Link en esta aventura por los valles, montañas y desiertos de Hyrule.
En el siguiente post, hablaremos de Tears of the Kindom, la esperadísima continuación de esta historia.