Ori and the Blind Forest es un maravilloso juego de plataformas lanzado en 2015. Nos presenta la historia de un pequeño espíritu nacido de la hoja de un místico árbol que da vida al bosque de Nibel. Con un diseño artístico asombroso, una historia emotiva y épicas secciones musicales, esta aclamada aventura nos arrastra a un mundo mágico lleno de naturaleza, peligros y esperanza. Una segunda entrega de esta saga fue lanzada en 2020 (Ori and the Will of the Wisps), pero de eso hablaremos en una publicación futura.
La historia de Ori comienza con una serie de eventos que llevan al declive del “árbol del espíritu” que lo vio nacer. La entonces joven ánima es adoptada por Naru, una robusta criatura que lo cría como un hijo propio. Pero eventualmente llega el inevitable llamado del destino al cual Ori debe acudir, decidido a salvar el bosque y las criaturas que lo habitan.
Este hermoso juego es perfectamente clasificable como un metroidvania en 2D, es decir, una dinámica con elementos de plataformas, un mapa enorme que debe ser explorado de forma no lineal, con habilidades que son desbloqueadas progresivamente y por tanto expanden paulatinamente el mundo. Sus mecánicas de combate son bastante simples, pero no dejan de ser desafiantes. En mi opinión es más "metroid” que “vania”, ya que la experiencia se asemeja bastante a las aventuras en 2D de Samus Aran.
Claramente, el elemento central de este juego es la forma en que Ori se mueve a través del bosque. Tendremos a nuestra disposición múltiples alternativas para alcanzar esos recónditos espacios que esconden un tesoro, para escapar de los peligros que nos persiguen o avanzar a las siguientes fases de la historia. Saltos simples, dobles y triples; saltos contra murallas y proyectiles enemigos; saltos entre árboles, rocas y lagunas; saltos para evitar espinas, fuego y veneno; en fin, decenas de mecánicas que hacen de este juego un divertido desafío a las habilidades motrices de jugadores y jugadoras.
Cuenta también con un sistema de mejoras a nuestras habilidades que facilitan la exploración de nuevos territorios, como la capacidad de nadar, escalar, correr y flotar en el aire con una pluma. Todos sus escenarios están bellamente dibujados, llenos de colores y detalles, e introducen gradualmente mayores desafíos para Ori. Sus habilidades deben ser combinadas en distintos momentos y de distinta forma, agregando un nivel de dificultad no trivial a esta aventura gráfica. Si bien no es juego fácil, me atrevo de afirmar que mantiene un adecuado equilibrio entre recompensa y frustración.
Con efectos visuales impactantes, música sobrecogedora, una historia emotiva y secuencias realmente desafiantes de superar, Ori and the Blind Forest nos permite disfrutar por horas y horas de un mundo fantástico. Está disponible en PC (Steam), Xbox y Nintendo Switch y creo de más está decir que El Jugador Solitario lo recomienda a ojos cerrados.
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Buen post, me entraron hasta ganas de volver a probar. Lo tengo desde hace tiempo, lo he intentado varias veces porque la ambientación me encanta pero detesto los metroidvanias. Así que en ese limbo va a seguir habitando...